Escrito por: Lixy
Muchas veces hemos escuchado la frase ” El universo premia la acción ” … ,hoy quiero compartirles 2 experiencias de emprendimiento que acompaña el centro Loyola Santiago, en las que la participación activa de la mujer, las hace ser premiada por los públicos beneficiarios y por toda la comunidad.
Tal es el caso de la querida Locadia, cariñosamente conocida como la ” Mariana ” del Poblado Sevilla, quien atiende diversas actividades de la Iglesia en esa comunidad, entre ellas el huerto.
Cuando el equipo de Loyola llegó hace ya casi 3 años encontramos un espacio que apenas producía, cosechas perdidas, semillas que no germinaban …. por diversas causas.
A partir de los acompañamientos y asesorías realizados por el ingeniero agrónomo y otros colaboradores de nuestro equipo, esta mujer con juventud acumulada y llena de creatividad y saberes sobre la agricultura, supo ” levantar ” dicho espacio productivo con un ayudante, logrando no solo buenas cosechas de hortalizas, verduras, viandas, que garantizan mejorar los alimentos en la casa sacerdotal y el aporte para actividades de la iglesia, sino también que han podido vender a precios módicos parte de sus producciones a la comunidad, además de las donaciones a personas necesitadas.
La otra experiencia económico productiva, situada en la comunidad de Melgarejo – El Cobre, la comenzamos a acompañar cuando existía un único espacio productivo de una finca familiar de 7 hectáreas, más de la mitad de esa extensión era tierra ociosa. Lo poco que se producía era a base de la utilización de productos químicos y sin conocimientos profundos de agroecología.
Desde finales del 2020, cuando la pandemia azotó fuerte, esta familia tuvo que ” reinventarse ” … Llegó el momento de cerrar el Hostal que era el emprendimiento que más aportaba a la economía familiar … Desde entonces se ha hecho muy fuerte en la familia Venzant la participación de la mujer, quienes poco a poco fueron entrando en esta dinámica, a partir de los talleres de capacitación, asesorías y acompañamiento ofrecidos por nuestr@s colaborador@s.
Ya son 4 espacios productivos, donde cada hija, hijo, yernos y nietos de doña Alina Valls tienen su pedazo de tierra, desarrollando buenas prácticas en el cultivo de viandas, vegetales, frutas y en la crianza de conejos, aves y vacas.
Sus producciones, totalmente orgánicas, cubren las necesidades de alimentación de toda la familia, venden a parte de la comunidad y donan a un Hogar Materno.
Hablar de Alina, Indira, Mailen, Iraidis, Alinita es sinónimo de perseverancia, tenacidad, sabiduría y capacidad para emprender lo que se propongan en la vida.
A todas muchos éxitos!