Made in Carcere” es una marca de ropa y accesorios creada en 2008 por la organización sin ánimo de lucro Officina Creativa, con sede en Lecce.
El objetivo es garantizar que las mujeres y los menores detenidos puedan trabajar, recibir un salario regular y aprovechar el periodo de encarcelamiento para emprender un camino de rehabilitación y re-inserción social. Y todo ello promoviendo la sostenibilidad social y medioambiental.
El año pasado Made in Carcere fue seleccionado entre los proyectos emprendedores merecedores del título de Embajador de la Economía Civil 2019.
Hay un problema, además del hacinamiento, en las cárceles italianas: la inactividad. Muchos presos no estudian, ni se forman, ni trabajan, y una vez que han cumplido sus condenas, al encontrar dificultades para rehacer sus vidas y empezar de cero, muchos vuelven a delinquir. Vivir de forma pasiva en la cárcel aumenta significativamente la tasa de reincidencia.
Para intentar romper este círculo vicioso, con la idea de ofrecer una segunda oportunidad, nació Made in Carcere. Una marca que, además de devolver la dignidad personal a los reclusos implicados, se basa en los principios del desarrollo sostenible: toda la ropa y los accesorios que se venden (camisetas, bolsos, pulseras, llaveros, fundas tecnológicas, accesorios para el hogar, y mucho más) se producen recuperando tejidos inutilizados desechados por las empresas textiles. De este modo, los residuos se convierten en materia prima.
¿Qué es “Made in Carcere”?
“Es un nuevo modelo de Desarrollo Sostenible, es decir, “estar” en el mercado y en la sociedad, de forma responsable, aportando valor añadido a la Comunidad. Todos los productos son elaborados por mujeres al margen de la sociedad, [como] mujeres presas que, además de aprender un oficio, construyen un camino de reconexión con el mundo real”.
¿Una oportunidad para empezar de nuevo?
“Made in Carcere” tiene como objetivo principal difundir la teoría de la segunda oportunidad, concretamente: una doble vida a los tejidos y objetos y otra oportunidad a las mujeres presas, en este caso, de la cárcel de máxima seguridad Borgo S. Nicola de Lecce y de la prisión de Trani. Los materiales utilizados se recuperan de los almacenes de cientos de empresas manufactureras italianas e internacionales. De hecho, los rollos de tela, después de haber dado vida a prendas y accesorios, permanecen en el almacén y se destinan a colecciones menores o a la fabricación de pasta de papel”.
Un modelo ganador que mira al futuro…
“Made in Carcere recupera tejidos y crea artículos accesorios “útiles y fútiles” con un estilo juvenil y original, divertido y atractivo, para un público vanguardista, atento a la elegancia pero también a las cuestiones sociales, capaz de leer el futuro de forma innovadora y que, sobre todo, cree firmemente en la idea de que no es necesario producir nada más, es posible regenerar lo que ya existe.”
Tomado de https://telegra.ph/Made-in-Carcere-el-derecho-de-recomenzar-09-04